Es curiosa la desgana que me supone empezar el nuevo curso escolar. Desgana que se acrecienta con el desconcierto que uno tiene sobre la peligrosa deriva que está tomando el sistema educativo en su país. Un sistema educativo que, según los que mandan (y aquellos más preocupados con temas políticos que educativos), va a estar supeditado a pruebas masivas y ránkings. Algo que en un primer momento, y revisando la siguiente imagen, me impelía a escribir sobre los problemas que suponía que la Administración basara la calidad educativa sólo en parámetros procedentes de evaluaciones.
Pero leyendo cosas que tenía pendientes me he dado cuenta de que las interpretaciones que hace el gobierno sobre su biblia educativa (léase pruebas PISA) están cargadas de errores y desinformaciones interesadas. Desinformaciones que hacen que muchos tomen como válidas las mismas, por la facilidad que suponen las afirmaciones vertidas masivamente de forma mediática.
Vamos a hablar de esas conclusiones de una biblia que, siempre va a ser usada (por sus adoradores o detractores) de forma parcial. Vamos a hablar de lo que realmente nos dicen esas pruebas sobre algunas cuestiones controvertidas.
La relación entre la asistencia a educación infantil y el mejor rendimiento académico de alumnos de 15 años es más fuerte en los sistemas educativos que ofrecen educación infantil a una mayor proporción de la población en edad escolar, durante un período de tiempo más largo, con menor proporción de alumnos por profesor y con mayor inversión por niño
Primera conclusión pervertida desde la Administración educativa. Una Administración que, en boca de su Ministro de Educación, considera “la educación infantil en España más asistencial que educativa“. Una afirmación que su biblia educativa de cabecera se encarga de desmentir.
Las chicas superan a los chicos en lectura en todos los países, como viene ocurriendo desde el primer informe PISA en 2000. Esta diferencia ha aumentado a lo largo de los años bien debido a importantes mejoras por parte de las chicas o bien por grandes descensos del nivel de los chicos
Parece ser que la afirmación anterior, sacada textualmente de los informes que nos ofrece PISA, corrobora las diferencias lectoras entre sexos. Unas diferencias que, en lugar de disminuir, han ido aumentado año tras año. Algo que nos tendría que hacer replantear qué sucede, antes de optar por la salida demagógica de separar a los alumnos por sexo. Una salida que no soluciona el problema de fondo. El del bajo nivel de los niños en habilidades lectoras. Un nivel que, por mucho que segreguemos por sexos, no va a mejorar (en ningún momento habla el informe de las ventajas para la mejoría que supondría la educación diferenciada).
Cuando se trata de estudiar, lo que cuenta es la calidad de la enseñanza en el centro y la actitud de los alumnos hacia el estudio, no el número de horas que los alumnos invierten estudiando
¿Qué pasa entonces con la propuesta de aumentar horas de Matemáticas y Lengua que propugna el Ministerio con su propuesta de Ley para la Mejora Educativa que implica un aumento de horas de las materias “más importantes”? ¿Qué sentido tiene aumentar las horas de las materias anteriores si según su vademécum bíblico no van a servir de nada? Yendo más allá, ¿qué sentido tienen los repasos cuando lo que importa es la actitud frente al estudio de los alumnos y la calidad de la Educación que reciben en los centros es el hecho diferencial más importante?
PISA no ofrece evidencias para apoyar la idea de que la disciplina en los centros es un problema creciente y que los alumnos se están cada vez más desconectados de la escuela. De hecho, entre 2000 y 2009, tanto la disciplina en los centros como las relaciones entre profesores y alumnos mejoraron
En nuestro país es donde precisamente se ha producido una mejora en la disciplina en los últimos años. Una mejora que no se ha traducido en una mejora educativa de nuestros resultados. Es curioso que, con estos datos en la mano, la única solución pase por leyes de autoridad del profesorado. Unas leyes que no tienen ningún sentido en unas aulas donde la solución para una mejora educativa pasa por el profesorado, el apoyo de los padres y una Administración que deje hacer (pero ejerciendo su función inspectora en los centros). No es algo que diga yo. Es algo que después de unos cuantos años en esto cualquier docente puede ratificar.
Algunas políticas que se utilizan para agrupar a los estudiantes según su potencial académico, intereses y comportamiento, como por ejemplo hacer que los estudiantes repitan cursos o transferir estudiantes a otros centros, pueden ser costosas para los sistemas educativos y, en general, no se asocian a un mejor desempeño de los estudiantes o a oportunidades de aprendizaje más equitativas
El coste que lleva asociada una alta tasa de repetición no se ve compensado por el resultado de los alumnos. Se ha de entender que uno de los factores que se analizan en profundidad, como es el comportamiento, es una de las causas donde dicho coste podría ser asumible y las repercusiones positivas en caso de transferencia de alumnado intercentros. Un coste que, es el único que según PISA, podría ser entendible y los beneficios para el centro de transferencia y el alumno transferido positivos. Más allá de eso… las repeticiones sólo suponen costes económicos.
Los alumnos que asisten a centros privados suelen tener un mejor rendimiento en las evaluaciones PISA que los alumnos que asisten a centros públicos; pero los alumnos de los centros públicos que están inmersos en un contexto socioeconómico similar al de los alumnos de los centros privados suelen tener un rendimiento igual de bueno
Los alumnos que van a centros privados (sin distinguir los subvencionados con dinero público -concertados- y exclusivamente privados) no presentan mejores resultados académicos. El resultado académico se debe fundamentalmente a factores socioeconómicos y al filtro que hacen muchos centros privados para escoger a sus alumnos (mediante cuotas o matrículas que no pueden ser asumidas por familias con entornos socioeconómicos bajos). Es por ello que la mínima diferencia que puede llegar a existir en sus resultados se debe a cuestiones alejadas de las puramente académicas. Eso sí, según el informe, se demuestra que los alumnos buenos académicamente lo son con independencia de la tipología de centro al cual asistan.
La autonomía y la rendición de cuentas van juntas; una mayor autonomía en las decisiones relativas al currículo, a las evaluaciones y a la asignación de los recursos tiende a estar asociada a un mejor rendimiento del estudiante, particularmente cuando los centros educativos operan dentro una cultura de la rendición de cuentas. En cambio la asignación directa de los recursos humanos (profesorado) por parte de las direcciones de los centros no tiene influencia sobre su rendimiento
Es curiosa la afirmación anterior. Una afirmación que habla de lo positivo que es dotar de autonomía a los centros educativos (en gestión de currículums, evaluación y asignación de recursos económicos) y, a su vez, no ve ningún tipo de influencia en el rendimiento de los chavales que los centros puedan elegir a su propio profesorado. Por tanto algo va mal en nuestro país cuando todas las políticas para dotar de autonomía a los centros educativos se basan casi en exclusividad en dotar a los Directores de los centros de poder sobre sus recursos humanos. Unas políticas que según PISA no tienen ninguna influencia para la mejora educativa. Una autonomía mal entendida. Una autonomía que no va en el sentido correcto. Una autonomía que habría de permitir planes educativos específicos, horarios específicos y sistemas de evaluación propios para que fuera beneficioso para el centro educativo. Una autonomía pervertida por intereses alejados de los de los alumnos.
Y, finalmente, sólo me queda dar unas pinceladas sobre el tema de los padres. Unos padres, en su mayoría, demasiado alejados de los centros educativos y de su colaboración tan necesaria en el sistema. En cuyas manos está gran parte de las posibilidades de éxito académico de sus hijos. Unas manos que se encuentran a faltar en demasiadas ocasiones.
Todos los padres pueden ayudar a sus hijos a desplegar todo su potencial dedicando tiempo a hablar y a leer con ellos, sobre todo, y especialmente, cuando son muy pequeños. Los profesores, las escuelas y los sistemas educativos deben estudiar cómo pueden ayudar a los padres, que están muy ocupados, a desempeñar un papel más activo en la educación de sus hijos, tanto dentro como fuera de la escuela
Datos: PISA in focus
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